También llamado Trastorno Borderline o Trastorno de Inestabilidad Emocional de la Personalidad, es entendido como una tendencia muy marcada por actuar de forma impulsiva, con escasa reflexión sobre las consecuencias de sus actos, acompañado de un estado de ánimo altamente susceptible. Además, escasa planificación en sus comportamientos y baja tolerancia a la frustración que puede llevar a reacciones explosivas o agresivas.
Algunos pacientes corresponden más a una descripción del trastorno de tipo más impulsivo, y otros más a lo que llamaríamos comúnmente como “límite”, presentando síntomas de gran detrimento de la imagen de sí mismo y también en sus relaciones interpersonales, con mucha confusión incluso a nivel sexual. Tal nivel de angustia suele llevar a crisis emocionales y la posibilidad de actuar agresivamente contra sí mismo. Al igual que los demás trastornos de la personalidad, tiene sus raíces en la infancia, para luego atravesar la adolescencia y entrar en la edad adulta.
¿A qué se debe su nombre?
Se le llama así a este trastorno ya que el paciente se ubica entre la neurosis y la psicosis, en tanto no llega formalmente a desarrollar un cuadro psicótico, pero tampoco se aleja lo suficiente de ella y acercarse más a la neurosis. Parece entonces jugar con el límite entre ambos.
¿Cómo lo vive la persona?
Siente una alta susceptibilidad emocional que le acompaña en todas sus actividades, encuentros con otros y al enfrentarse a sí mismo. Siente un gran vacío interno, incomprensible y angustioso, el cual intenta calmar de alguna forma sin encontrarla. Por ello, el cambio de humor es muy frecuente, dificultando mucho el poder pensar y elaborar sobre sus experiencias de forma adecuada, en consecuencia haciendo interpretaciones inadecuadas y actuar de forma más impulsiva.
La rabia está muy presente y en ocasiones la expresa de forma inadecuada y difícil de entender por otros, llegando en muchas ocasiones a utilizarla contra sí mismo y autolesionarse o incluso llevarle al suicidio. Otro camino puede estar relacionado con la alimentación, llevando un descontrol importante que también amenace su salud.
El alto nivel de ansiedad puede llevar a que la persona experimente episodios disociativos, en tanto alejarse de la realidad, y de despersonalización, es decir de sí mismo. Son mecanismos comunes a todas las personas, pero dado el nivel de gravedad del trastorno, son utilizados más bien como una forma de separar aspectos del sí mismo, causando la separación de elementos de su personalidad, que resulta en mucha incongruencia interna.
¿Cómo se relaciona con otros?
El individuo experimenta muchas dificultades frente a los demás, pues dado lo que hemos hablado, no logra establecer la confianza suficiente en sus relaciones que le permita comportarse de forma adecuada. Es decir, suele ser muy intenso e inestable, con mucho temor al abandono que le lleva a aferrarse mucho a ellas, pero luego haciéndole sentir muy invadido por objetos que no logra controlar, y en consecuencia rehuirles.
¿Y qué debemos hacer?
Para poder ofrecer una ayuda adecuada a estos pacientes, debemos tener en cuenta que son personas que van a presentar una gran necesidad de un espacio de encuentro con un otro que pueda proveer la solidez y constancia de la que carecen. Por ello, la empatía y prestar el propio psiquismo como guía para buscar una manera de organizar su mundo interno y disminuir la angustia que experimenta, será el mejor camino a seguir. El profesional deberá tener presente el nivel de compromiso que debe ofrecer para poder llevar a cabo un proceso terapéutico con resultados más positivos y mejorar la calidad de vida del paciente.